viernes, 30 de agosto de 2013

EL CONFERENCISTA

 

Un ateo dictaba una conferencia ante un gran auditorio, después de haber finalizado su discurso, invitó a cualquiera que tuviese preguntas 
a que subiera a la plataforma. 
Después de unos momentos un hombre que había sido bien conocido en la localidad 
por su afición a las bebidas embriagantes, 
pero que había sido salvo recientemente, 
aceptó la invitación, y sacando una naranja del bolsillo comenzó a pelarla lentamente.
El conferencista le pidió que hiciera la pregunta; pero el hombre continuó imperturbable pelando la naranja, al término de lo cual, 
se la comió. Cuando terminó de comérsela 
se volvió al conferencista y le preguntó:

-”¿Estaba dulce o agria?”-
-”No me pregunte tonterías

-respondió el orador con señales 
evidentes de enojo
-. ¿Cómo saber el gusto si no la he probado?
El borracho convertido respondió:
-¿Cómo puede usted saber algo de Cristo si nunca lo ha probado?

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